Largo tiempo el peruano oprimido una ominosa cadena arrastra

Son las 6:30 a. m. de un lunes y estoy en un taxi camino a la RENIEC de Miraflores para tramitar el DNI electrónico (mi DNI azul está vencido). Mi intención es hacer la cola para que me atiendan cuando la oficina abra a las 8:45 a. m.

¿Por qué estoy haciendo esto? Todos los intentos para hacer el trámite en el aplicativo y la web de la RENIEC fueron infructuosos. La foto que me tomé en un celular prestado (en iPhone no funciona) después de varios intentos, no cargaba en el trámite en la web. También había intentado hacer el trámite presencial a distintas horas del día y me encontraba con colas kilométricas bajo el sol.

Así que aquí estoy … Soy el número ocho en la cola. Me esperan dos horas parada aquí.

¡Un señor me indicó que pasara a la fila de preferencial … ¡Y yo pensé que no aparentaba! Qué decepción 😂 pero ahora soy número uno en la cola.

Son las 7:45 a. m. y me estoy arrepintiendo de las dos tazas de café que me tomé. La cola ha crecido enormemente. Falta una hora y ya hablé con la señora en la cola de la izquierda acerca de lo que comen las ardillas, de la gripe que está dando. Nadie se queja.

Una señora llega y tiene una consulta … Le digo, pregunte al vigilante: «No muerden” y todos se ríen. Nunca hay que perder el sentido del humor. Aprendí que aligera la tensión. Y es verdad, los vigilantes son amables y expertos en los trámites.

Me concentro en la lectura del libro que traje. Me está comenzando a doler un poco la espalda. No solo a mí. El señor de la cola de la derecha hace gimnasia. Estoy sorprendida de cómo se sabe todos los trámites y se la pasa orientando a todo el mundo. Él fue el que me indicó que hiciera la cola preferencial.

Me acabo de dar cuenta de que estoy frente a un edificio que fue una sede de CIBERTEC hace muchos años y me asaltan los buenos recuerdos. En toda situación siempre se puede encontrar algo positivo.

Llegó la hora de ponerme los audífonos y escuchar un poco de música. Sin un átomo de vergüenza, me muevo al son de la música y eso alivia el dolor de espalda que ya se me instaló.

A las 8:40 a. m., el señor que se sabía todos los trámites y que estaba conmigo en la cola se sale y entra una chica en su lugar. Estaba haciendo la cola por ella. Es un empleado de la familia o un hacedor de cola profesional … Lo que sobra en el Perú es el ingenio para ganarse la vida.

Sé que yo también tengo ese privilegio si lo decido. No estoy en contra de usar los privilegios que uno tiene de manera ética y moral, pero eso hace que no veamos una realidad muy dura.
Esta es una oportunidad para experimentar y conectar con la realidad de la mayoría de mis compatriotas.

A las 8:45 a. m., la puerta se abre y me voy directo a una cabina de atención. La atención es rápida y eficiente.

Son las 9 a. m. y estoy tomando un café. Voy a esperar un rato para ver qué pasa con la cola para recoger el DNI. ¡Porque me toca volver!

Son las 9:30 a. m. La cola para recoger el DNI es kilométrica. “Siempre hay cola, señito”, me dice el vigilante cuando le pregunté si había una hora en que la cola bajaba un poco. Cuando mi DNI esté para recoger, voy a llevar un banquito. Otra vez dos horas parada no la hago.

En mis años de CEO en UPC, hubo muchas ocasiones en las que se armaban colas enormes de estudiantes que querían hacer un trámite. Nadie es perfecto, pero de inmediato nos poníamos a trabajar en una solución. Es un esfuerzo permanente de mejora continua con el bienestar del estudiante en el centro.

Líderes de la RENIEC, con toda la tecnología disponible, ¡no hay excusas!

Basta con actualizar el aplicativo para todos los celulares, fortalecer la página web para que funcione y generar tickets de cola con ventanas de atención a lo largo del día para la atención presencial.

Pero no… Largo tiempo el peruano oprimido; una ominosa cadena arrastra. Rehenes de nuestra propia desidia.

Es triste ver cómo, teniendo los recursos y las capacidades, miles de peruanos tienen que hacer largas y penosas colas, otra vez.

El líder de la institución no está asumiendo su responsabilidad para con los ciudadanos, que se merecen respeto.