El líder consciente

Hace un tiempo atrás, tomé un café con una amiga que no veía hace tiempo. Ella acababa de renunciar al trabajo, en una empresa que le encantaba, pero ya no soportaba más a su jefe. Él era una persona brillante, extraordinariamente inteligente; pero que ahogaba a su equipo metiéndose en el detalle de cada propuesta o plan. Exigía largas reuniones a toda hora, y era incapaz de dar su brazo a torcer. “Es una pena que tu jefe, siendo una buena persona, no sea un líder consciente”, le dije a mi amiga.

¿Qué es ser un líder consciente?

Se le reconoce porque es ecuánime ante la adversidad, empático ante el sufrimiento propio y ajeno, y sumamente enfocado en sus acciones. Tiene inteligencia emocional que muchas veces supera a la intelectual. Inspira con el ejemplo, más que con las palabras. Transforma a las personas, equipos y organizaciones que toca, logrando niveles de performance y excelencia extraordinarios. Al mismo tiempo es humilde, agradecido y generoso con sus conocimientos, tiempo y recursos.

¿Cómo logramos serlo?

Se puede lograr ser un líder consciente desarrollando un conjunto de prácticas de vida que surgen del autoconocimiento “self awareness”, un estado de presencia “presence” en la realidad y de conexión con el SER, que trasciende tus emociones y pensamientos.

Es posible que imagines que estas personas nacieron con esas características. Pero esta no es la realidad. En muchos casos, son personas que pasaron por un punto de quiebre de emociones negativas al límite: ira, frustración, ansiedad, miedo y desesperanza; y/o enfermedades crónicas: presión alta, migrañas, diabetes. También se dieron cuenta – o se lo hicieron ver – de que eran extremadamente directivos. Que estaban enfocados en las amenazas y echándole la culpa a los demás por tus errores.

Comparto 2 consejos que pueden ayudarles a convertirse en un líder consciente:

1. Aceptar que no tienes el control:

Por más que los líderes se esfuercen o presionen, las cosas no siempre son como quieren. En mis épocas de co-fundadora de la UPC para luego ser CEO y presidenta del grupo educativo Laureate Perú, sufría de fuertes y debilitantes migrañas. Debajo de mi optimismo, siempre había una permanente ansiedad por el futuro y frustración porque no podía controlarlo.

Años atrás, llegué a mi punto de quiebre cuando pasé varios días en una clínica con un vértigo causado por el estrés. Me decidí a cambiar y, sin saberlo, di mis primeros pasos hacia el Liderazgo Consciente. Busqué libros para aprender a respirar hondo, a relajar mi mente.

Me costaba mucho meditar, pero con el tiempo desarrollé una práctica diaria de 20 minutos que me permite empezar el día con la mente clara y centrada. Es una mezcla de meditación activa con movimientos tomados del Qigong, mantras y “journaling”. Es importante encontrar lo que le funciona a cada persona para salir del estrés. Puede ser yoga, mindfullness, caminatas al aire libre, etc. Lo importante es aprender a hacer una pausa para elegir una respuesta más consciente en cada situación.

2. Buscar recursos y ayuda para desarrollar competencias de inteligencia emocional

Al estar más en contacto con mi mundo interior, me di cuenta de que tenía un profundo sentimiento de incompetencia. Que evadía las situaciones de conflicto por temor a herir los sentimientos o ser agredida por las personas. Y que algunas veces intimidaba a mi equipo cuando tenía una idea que me apasionaba.

Analizar qué actitudes impactan negativamente en el equipo y organización, además de potenciar aquellas competencias de inteligencia emocional que son nuestro fuerte, es vital. En mi caso fueron los libros y cursos de Covey Leadership Center, los de Inteligencia Emocional de Daniel Goleman, y dos coaches maravillosos que tuve la suerte de tener. Me ayudaron a construir más confianza en mi misma. Eliminé el miedo al conflicto aprendiendo a verlo como una oportunidad para lograr un resultado positivo. Aprendí a ser la última en dar las ideas y opiniones en las reuniones, para asegurarme que mi equipo tenía la oportunidad de ser escuchado.

Las habilidades socioemocionales son el resultado de un enorme y persistente esfuerzo personal por aprender a gestionar tus emociones y los pensamientos que éstas despiertan. Es lo que determina tu capacidad de relacionarte con los demás, de armar equipos efectivos basados en confianza. Y, finalmente, si vas a poder construir organizaciones con entornos psicológicamente seguros, siendo un líder consciente.

“Know thyself” es la base del líder consciente.

Han pasado muchos años y todavía sigo en el viaje de conocerme más a mi misma. Aún me esfuerzo por no caer en viejos patrones. Continúo buscando manejar con serenidad los miedos y problemas que todo líder empresarial enfrenta. Es vital preocuparse por la salud física y mental. Empezar a apreciar lo importante que es nutrir las relaciones de familia y amigos. Todo ello ayuda a tener una mente abierta y curiosa. Te mantienes ecuánime y no pierdes el sentido del humor ante la adversidad.

El liderazgo consciente no es algo que se adquiere, es algo que se practica día a día, con mucha dedicación, coraje, empatía y compasión hacia ti mismo. Avanzas y retrocedes, pero no te rindes.

Hace unos años, me ocurrió que empecé a involucrarme con iniciativas sociales. Primero el Grupo ACP (Acción Comunitaria del Perú), luego en IPAE y Empresarios por la Educación. Me di cuenta de que había estado viviendo en una burbuja, en una zona de confort en la que me sentía empoderada. Desperté a la realidad de un país con una enorme desigualdad y carencias, en crisis permanente. En una primera instancia me sentí abrumada por esta realidad. ¿Qué podía hacer yo? Terminé entendiendo que debía enfocarme en unas pocas causas en las que pudiera aportar dada mi experiencia. Y que debía aprovechar todos los espacios que aparecieran en mi camino para impulsarlas.

Pienso que la pandemia ha ocasionado un despertar de la consciencia masivo, parecido a lo que me paso a mi unos años antes. La burbuja se reventó. Hay una oportunidad para que los líderes empresariales nos demos cuenta de que tenemos que asumir el riesgo de tener una voz visible en el debate público, con un diálogo constructivo y propositivo. Porque, cuanto mayor sea nuestro nivel de poder e influencia, mayor debe ser nuestro sentido de propósito hacia la creación de un mundo más justo, equitativo e inclusivo. Trabajemos juntos en fortalecer la Institucionalidad y reputación empresarial tan debilitada, ejerciendo un liderazgo activista en la construcción de un Perú de oportunidades para todos y todas.

Estas reflexiones empezaron el día en que me tome el café con mi amiga. Hace poco me la volví a encontrar y me contó que le tomó tiempo, pero que ahora está en una empresa consciente. Ahora está segura de que podrá desarrollar al máximo su potencial y ser feliz.




Mariana Rodriguez Risco


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